ética y estética de las bibliotecas (o todo libro debe aspirar a ser como un oficial de la SS)

ética y estética de las bibliotecas (o todo libro debe aspirar a ser como un oficial de la SS)
"siempre imaginé que el Paraíso sería algún tipo de biblioteca"

Hoy domingo hablaremos acerca del respeto debido a los libros. Desde pequeños despertó en nosotros la curiosidad por los libros. Libros que encontramos en las bibliotecas de nuestras casas (recordamos títulos como Siddhartha y Trópico de Cáncer) y no tanto los que nos obligaban a leer en el colegio. Luego al entrar a la adolescencia, por cosas del destino, conocimos a uno de los lectores más excéntricos y eruditos del Perú y del mundo. El Gran Reynaldo, doctor en literatura de la Universidad de Chicago y miembro honoris causa de cojudeces.com. En aquel entonces Reynaldo aún no había emigrado del Perú y estudiaba lit en la Universidad Católica (y todavía no se le había otorgado la membresía honoris causa). Sin embargo, ya se presentía que él era el elegido para alcanzar estratos extrahumanos.

En una de nuestras conversaciones (que nosotros sentíamos como cátedras y no como diálogos), quizá conmovido por la poca inteligencia que desplegábamos, el Gran Reynaldo nos pidió enumerar y memorizar los siguientes principios y prometer que los seguiríamos por el resto de nuestras azarosas vidas.

Se trata del respeto debido a los libros y a las bibliotecas que los alojan. Aquí vamos:

Estimados miembros del escuadrón,

Hay una ética y estética de las bibliotecas que debe acatarse con disciplina y con orgullo. Tiene muchos principios, pero aquí enumero los principales:

  1. No se debe tener los libros en el dormitorio. Deben tener su propio santuario.
  2. Si pueden, compren libreros de madera con puertas de vidrio. No es mi caso, pero me gustaría comprar estantes o libreros con puertas de vidrio, de madera, no de los materiales prensados baratos (la madera debe estar en contacto con el papel, que viene de los árboles). Bueno, en todo caso, los libros son los principal.
  3. Deben estar embolsados individualmente, si es pertinente.
  4. Los enemigos de los libros son tres: el polvo, la humedad y la luz. Si hay mucha humedad, es necesario comprar un deshumedecedor.
  5. No prestar nunca libros; aunque sí plata (el que presta un libro es un imbécil, y el que lo devuelve un cojudo).
  6. No subrayarlos con lapicero, solo con lápiz.
  7. No infamar la biblioteca con cojudeces o huachaferías. Sólo libros, quizá un cuadro o adorno sobrio. Los "bookends" son bienvenidos.
  8. Si tienes más de 500 libros es conveniente separarlos por materias, lenguas, géneros o épocas; y si tienes más de mil, alfabética o cronológicamente. Si tienes pocos, basta dividirlos en materias: historia, ciencia, literatura, etc
  9. No perdonar las manchas, mutilaciones, abolladuras, desgarros, decoloraciones; todo libro debe aspirar a la perfección formal, debe ser como un oficial de las SS, a quienes no se les toleraba ni siquiera un diente curado. Deben repararse los defectos si no son deformantes. Hay que ser benévolos con los libros de más de 30 años, sobre todo si uno los compró de segunda mano.

Tengo unos artículos más, pero no quiero aburrir.*

A la medida de lo posible (y siempre es posible) hemos tratado de seguir los principios impartidos por el Gran Reynaldo. Aún en nuestros días más ocupados o distraídos, leemos por lo menos 10 páginas de alguno de esos libros que merecen alojarse en la biblioteca.

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